La revolución comienza con líderes que inspiran y escuchan a los empleados. Para crear un cambio revolucionario, los líderes deben generar un impulso y conseguir que los empleados se impliquen en un movimiento. Están pidiendo a las personas que hagan un viaje, así que tengan claro su objetivo.
Cuando encuestamos a los asistentes al seminario web acerca de lo que implica ser revolucionario, encontramos una discrepancia entre las percepciones de las personas sobre sí mismas y sobre su organización. En una escala del 1 al 10, las personas se calificaron a sí mismas con un 6,9 y a su organización con un 5,1. Para salvar la brecha, los líderes deben abrir un diálogo con su equipo acerca de dónde creen que se encuentra su empresa en la escala y cómo pueden alcanzar un estado ideal.