Aunque los marcos de personalidad, que definen y perfilan las tendencias del comportamiento humano, pueden parecer restrictivos para algunos, Rubin cree que es útil para todos nosotros disponer de un vocabulario que nos ayude a entender mejor el mundo y el sitio que ocupamos en él. Podemos identificar los patrones que hemos creado en nuestra vida, y cuáles de estos patrones permiten interacciones satisfactorias con los demás.
El marco de «Cuatro tendencias» de Rubin se fundamenta en una pregunta: ¿cómo responde usted a las expectativas?
Nos enfrentamos a dos tipos de expectativas: las externas, que pueden ser los plazos en el trabajo o la petición de un amigo, y las internas, como el deseo de cumplir un propósito de Año Nuevo.
Nuestra forma de responder a ambos tipos de expectativas ha generado estas cuatro tendencias:
El Defensor: los defensores cumplen fácilmente las expectativas externas e internas, cumplen los plazos, están ansiosos por saber lo que la gente quiere de ellos y esperan mucho de sí mismos. Se centran en la ejecución y su propia orientación, lo que implica que los demás suelen verlos como rígidos. No obstante, pueden sufrir por sus propias restricciones. Los defensores necesitan comprobar sus expectativas internas para que sus acciones estén al servicio de objetivos positivos que fomenten la autoestima.
El lema de los defensores es «la disciplina es mi libertad».
El Interrogador: los interrogadores harán algo si tiene sentido para ellos; hacen de todo una expectativa interna. Se resisten a la arbitrariedad y a cualquier percepción de injusticia, exigiendo razones y fundamentos para hacer cualquier cosa. Los interrogadores tienen un enorme pensamiento crítico, evitando que los demás perdamos tiempo y dinero gracias a que establecen prioridad a las razones, la investigación y la optimización. No obstante, en ocasiones, pueden agotar a los demás con sus constantes preguntas, y su análisis les acaba paralizando.
El lema de los interrogadores es «cumpliré lo que me pides si me convences de los motivos».
El Complaciente: los complacientes cumplen las expectativas externas, pero luchan por cumplir las internas. Nunca dejan de ayudar a los demás, pero luchan por ayudarse a sí mismos, lo que les convierte en grandes miembros de equipo, amigos y familiares. Si quieren mantener una forma de expectativa interior, tienen que tener una forma tangible de fiabilidad exterior. Por ejemplo, los complacientes que deseen hacer más ejercicio deben apuntarse a clases, así tienen una motivación económica para ir. Pese a que los complacientes trabajan fácilmente con los demás, pueden frustrarse al sentirse abrumados por las expectativas externas o al sentirse como si se aprovecharan de ellos.
El lema de los complacientes es «puedes contar conmigo. Cuento contigo para que cuentes conmigo».
El Rebelde: los rebeldes se resisten a ambos tipos de expectativas y hacen todo en su momento y manera. La mayoría de las veces ni siquiera se escuchan a sí mismos. Los rebeldes valoran mucho la identidad; toman decisiones en función de lo que alimente su autopercepción existente. Para ayudarlos, hay que dejarles que ellos mismos encuentren la respuesta. No obstante, los rebeldes pueden repeler a la gente e incluso frustrarse con ellos mismos debido a la falta de orientación.
El lema de los rebeldes es «no puedes obligarme, y yo tampoco».
Según Rubin, la mayoría de nosotros somos Complacientes, en segundo lugar Interrogadores, Defensores y, a continuación, Rebeldes. Si tiene curiosidad por saber cuál de las cuatro tendencias es usted, puede hacer este test para averiguarlo.